Monday, January 09, 2006

Año Nuevo...

Este debería ser un post alegre, optimista, lleno de vitalidad, por el año que recién comienza, por los deseos de alcanzar las metas propuestas, por el descanso de navidad y la vida en familia.

Pero en este momento no son esas las emociones ni el estado de ánimo que me acompañan, al contrario, tengo una gran frustachera y tristeza al mismo tiempo, por la dinámica por la que atraviesa nuestro país, especialmente desde el sábado cuando decretaron el cierre definitivo del viaducto Nº 1 de la autopista Caracas - La Guaira.

Esto parece la crónica de una muerte anunciada. Años de denuncia, de advertencias, de correr la arruga, de lanzarle la pelota al que viene después, de que el otro se ocupe...

Y finalmente el colapso... que pudo haberse evitado si se hubieran tomado decisiones a tiempo, y no poner pañitos de agua tibia, como repavimentar la carretera vieja, o ponerle cojinetes o patines al viejo viaducto (imagino que los ingenieros que implementaron esas técnicas deben estar escondidos, porque en vez de alargar la vida útil del puente lo que hicieron fue adelantar su desplome definitivo).

La caída del viaducto tendrá un efecto dominó, pues al estar cerrado el paso hacia la Guaira y viceversa, va a haber una recarga en la Autopista Regional del Centro que ya está al punto de colapso también, especialmente en la ruta a Pto. Cabello, que tiene derrumbes y desvíos por todos lados, y a la altura del puente La Cabrera, donde las lozas se están cayendo a pedazos.

En poco tiempo, no se va a poder transitar por nungún lado en este país. Y es que casi todas las grandes obras de infraestructura se construyeron en el mismo período y para una vida útil de 50 años, que ya se están cumpliendo.

Caracas está ya incomunicada con Vargas, pronto lo estará con el occidente y también con el oriente, pues desde la autopista Petare-Guarenas y hasta los estados Sucre y Anzoáteguí, todos parecen caminos culebreros.

Las implicaciones sociales, económicas y psicológicas son inimaginables: gente desplazada, pérdida de empleos, caída del turismo (nadie va a querer viajar durante 3 o 4 horas para llegar al litoral) y pare usted de contar.

¿Cómo es posible que de ser el país con la mejor vialidad de suramérica, tengamos todas las vías colapsadas, emparchadas y destrozadas? Hemos retrocedido en años, nuestro país está en ruinas, acabado, miserable, feo y maloliente. Esta tierra ya no sabe de qué modo pedir que la salvemos, que la recuperemos y que la llevemos a ser lo que fue hasta hace poco... nuestra grande y hermosa Venezuela...

Aye

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